Editorial

Estrategia del litio: escaso sentido de urgencia

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Al menos tres grandes ideas generan consenso en torno al litio.

La primera es que se trata de una oportunidad extraordinaria para Chile, que tiene la suerte de contar con enormes reservas de un mineral clave para las telecomunicaciones y la transición energética, objeto de intenso interés para las mayores economías del mundo (EEUU, China y Europa, para empezar).

La segunda es que el potencial económico del litio es ya una realidad, como lo demuestra que sólo el año pasado su extracción entregó al Fisco más recursos en impuestos que el cobre (sin participación estatal, cabe señalar), y este año esas rentas rondarían el 57% de lo que apunta a recaudar la reforma tributaria, según un estudio de la UDP.

Si no tiene en cuenta la necesidad de apurar el tranco, la estrategia nacional del litio arriesga terminar siendo letra muerta.

La tercera idea es que el litio nos ofrece una “ventana” de oportunidad de duración aún incierta, pero sin duda finita, que se irá cerrando a medida que cambios en el mercado o la tecnología reduzcan el valor de las ventajas de Chile. Esa ventana bien podría durar años, no décadas.

Todo esto debería imprimir un sentido de urgencia a la estrategia nacional del litio planteada por el Gobierno, pero no es esa la impresión que se tiene. El proyecto de ley sobre la (muy discutible) empresa nacional del litio se presentará a fines de año, como haciendo caso omiso de que Chile ha perdido liderazgo en esta industria en años recientes, frente a países competidores. Dicha estrategia, además, establece un rol central para Codelco y Enami, dos empresas públicas que no destacan ni por la celeridad para levantar proyectos ni por la eficiencia de sus operaciones en su giro principal, mucho menos en una actividad en la que no tienen experiencia previa.

Ese contexto explica que la Cámara Chilena de Minería del Litio, como consignó DF ayer, pida “liberar” la explotación, abriendo espacio a los privados sin la obligación de asociarse con firmas públicas, pues “ninguna de las dos empresas tiene las espaldas financieras para desarrollar esta minería”, como dijo el titular del gremio. En el mismo sentido se expresaron senadores de oposición en una sesión especial sobre la estrategia del litio esta semana.

Si no tiene en cuenta la necesidad de acelerar el tranco, dicha estrategia arriesga terminar siendo letra muerta.

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